lunes, 28 de mayo de 2012

Humanismo y Renacimiento: fuera de Italia

Desde finales del siglo XV la difusión, gracias a la imprenta, de publicaciones relacionadas con técnicas artísticas desarrolladas en Italia y por el viaje fuera de la península de algunos artistas italianos que son requeridos por príncipes o monarcas, se difunde el Renacimiento por toda Europa.

Sin embargo esta difusión traerá algunos contratiempos. Por lo general va a sufrir resistencia y algunas adaptaciones a las tradiciones artísticas locales. Por lo tanto este “renacimiento” varía según cada país. Por ejemplo en Holanda la influencia italiana choca con una rica tradición, el arte flamenco del siglo XV, muy rico e innovador, representado entre otros por Juan van Eyck , el Bosco y Brueghel.

En Francia, hacia mediados del siglo XVI, se forma un estilo clásico propiamente francés que combina la técnica greco-latina, el Renacimiento italiano y las tradiciones locales. Algo parecido ocurre en Alemania con Alberto Durero, magnífico dibujante, y Lucas Cranach.

Finalmente, en España es Felipe II quien manda a construir el monasterio de El Escorial, que también sirvió de iglesia y palacio, con un estilo clásico muy españolizado. En este sentido, la arquitectura renacentista se inició con el plateresco, donde la piedra se talla como pieza de orfebrería, y el herreriano, un estilo más austero como el ya mencionado Escorial.

El ocaso del Renacimiento: el manierismo.- Durante 1530 y 1580 aproximadamente, el Renacimiento dio paso al manierismo. Ahora el arte desplazó su interés del tema representado a la manera de representarlo: cada artista introduce su “maniera”.

El manierismo fue un arte aristocrático, elitista y cortesano, frente a la condición burguesa del Renacimiento. Fue eminentemente anti-clásico y anti-burgués. Sus centros fueron las cortes europeas o las ciudades donde se ejercía algún tipo de poder político: Roma, Venecia, Praga, El Escorial o Fontainebleu en Francia. Es un arte más dramático, se olvida ya del equilibrio y la sobriedad renacentistas y es el preludio de una época que se avecina más trágica: las luchas religiosas entre reformistas y contrarreformistas, y el inicio de los imperios absolutistas. Para muchos el manierismo fue el puente entre en Renacimiento y el barroco.

Por todo ello, el manierismo expresa sentimientos vivos, desequilibrios emotivos, afectamientos, expresividades y misticismos exaltados, frente a la serena calma renacentista.

El arte manierista busca impactar en el ánimo del espectador utilizando todos los recursos estilísticos que tiene a la mano: desproporciones, juegos cromáticos, pinceladas vistas o diluidas, juegos de perspectivas, escenografías apabullantes, ambientes tenebrosos, una movilidad imposible, entre otros recursos. Mientras el Renacimiento pretendía siempre hablar “del” y “al” hombre, al manierismo le interesaba cómo impactar al espectador en base a una serie de recursos propios del artista.

Se trata, entonces, de un arte muy elitista, incapaz de ser comprendido por el gran público. Trata temas esotéricos o muy intelectualizados. Busca el capricho, la rareza, el sinsentido, la irrealidad, el efecto, el refinamiento y la exquisitez. En fin, el manierismo representa el ocaso de un esplendoroso siglo XVI que pronosticaba el trágico siglo por venir. Así lo demuestran, por ejemplo, las obras de Tiziano, El Veronés, Tintoretto, El Greco y Giambologna, entre otros.

1 comentario:

  1. ok no esta mal esta pagina apesar q deberia haber tambien DENTRO DE ITALIA

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