Desde finales del siglo XV la difusión, gracias a la imprenta, de
publicaciones relacionadas con técnicas artísticas desarrolladas en
Italia y por el viaje fuera de la península de algunos artistas
italianos que son requeridos por príncipes o monarcas, se difunde el
Renacimiento por toda Europa.
Sin embargo esta difusión traerá algunos contratiempos. Por lo general
va a sufrir resistencia y algunas adaptaciones a las tradiciones
artísticas locales. Por lo tanto este “renacimiento” varía según cada
país. Por ejemplo en Holanda la influencia italiana choca con una rica
tradición, el arte flamenco del siglo XV, muy rico e innovador,
representado entre otros por Juan van Eyck , el Bosco y Brueghel.
En Francia, hacia mediados del siglo XVI, se forma un estilo clásico
propiamente francés que combina la técnica greco-latina, el Renacimiento
italiano y las tradiciones locales. Algo parecido ocurre en Alemania
con Alberto Durero, magnífico dibujante, y Lucas Cranach.
Finalmente, en España es Felipe II quien manda a construir el monasterio
de El Escorial, que también sirvió de iglesia y palacio, con un estilo
clásico muy españolizado. En este sentido, la arquitectura renacentista
se inició con el plateresco, donde la piedra se talla como pieza de
orfebrería, y el herreriano, un estilo más austero como el ya mencionado
Escorial.
El ocaso del Renacimiento: el manierismo.- Durante 1530 y 1580
aproximadamente, el Renacimiento dio paso al manierismo. Ahora el arte
desplazó su interés del tema representado a la manera de representarlo:
cada artista introduce su “maniera”.
El manierismo fue un arte aristocrático, elitista y cortesano, frente a
la condición burguesa del Renacimiento. Fue eminentemente anti-clásico y
anti-burgués. Sus centros fueron las cortes europeas o las ciudades
donde se ejercía algún tipo de poder político: Roma, Venecia, Praga, El
Escorial o Fontainebleu en Francia. Es un arte más dramático, se olvida
ya del equilibrio y la sobriedad renacentistas y es el preludio de una
época que se avecina más trágica: las luchas religiosas entre
reformistas y contrarreformistas, y el inicio de los imperios
absolutistas. Para muchos el manierismo fue el puente entre en
Renacimiento y el barroco.
Por todo ello, el manierismo expresa sentimientos vivos, desequilibrios
emotivos, afectamientos, expresividades y misticismos exaltados, frente a
la serena calma renacentista.
El arte manierista busca impactar en el ánimo del espectador utilizando
todos los recursos estilísticos que tiene a la mano: desproporciones,
juegos cromáticos, pinceladas vistas o diluidas, juegos de perspectivas,
escenografías apabullantes, ambientes tenebrosos, una movilidad
imposible, entre otros recursos. Mientras el Renacimiento pretendía
siempre hablar “del” y “al” hombre, al manierismo le interesaba cómo
impactar al espectador en base a una serie de recursos propios del
artista.
Se trata, entonces, de un arte muy elitista, incapaz de ser comprendido
por el gran público. Trata temas esotéricos o muy intelectualizados.
Busca el capricho, la rareza, el sinsentido, la irrealidad, el efecto,
el refinamiento y la exquisitez. En fin, el manierismo representa el
ocaso de un esplendoroso siglo XVI que pronosticaba el trágico siglo por
venir. Así lo demuestran, por ejemplo, las obras de Tiziano, El
Veronés, Tintoretto, El Greco y Giambologna, entre otros.
ok no esta mal esta pagina apesar q deberia haber tambien DENTRO DE ITALIA
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